
La guerra de más de 30 años entre gobernadores del estado y alcaldes de Cuernavaca que llevó a los últimos doce de nula relación entre el Ejecutivo y el Ayuntamiento terminó. Margarita González Saravia, gobernadora electa, y José Luis Urióstegui Salgado, alcalde de Cuernavaca que en enero próximo iniciará su segunda gestión municipal, anunciaron un trabajo unido entre las administraciones estatal y municipal en materia de infraestructura, promoción turística, programas sociales y seguridad pública.
Invitada por la Asociación de Ciudades Capitales de México, y el propio Urióstegui, a dar un mensaje de bienvenida a los participantes de la reunión plenaria de la agrupación, Margarita González Saravia aseguró “en la última elección, el pueblo nos dio la victoria… también decidió que en cada municipio gobernaran partidos distintos, y en ese sentido, nos deja una gran responsabilidad para lograr la gobernabilidad en el estado”.
En lo que llamó un mensaje de unidad por el pueblo de Morelos, dijo que “no hay manera de lograr la gobernabilidad si no es a través del diálogo y la convivencia… Como todos sabemos, Cuernavaca ha sufrido los estragos de la falta de relación política entre los alcaldes en turno y los municipales, doce años llevamos de esta experiencia que no ha sido buena para la ciudadanía”.
Explicó que ha habido conversaciones con el alcalde, José Luis Urióstegui y con regidores del cabildo; y han coincidido “en la necesidad de cambiar esa historia, de unir esfuerzos. Él va a contar con todo el apoyo del gobierno estatal. Vamos a trabajar de la mano en los diferentes programas que tiene el municipio para fortalecer su infraestructura, su promoción turística; para fortalecer también la digitalización conjunta de diversos programas que nos ayuden a mejorar los servicios; y sobre todo vamos a trabajar de manera coordinada para lograr la seguridad en nuestro estado de Morelos”.
Previamente, José Luis Urióstegui dio la bienvenida a la gobernadora electa y aseguró que su presencia en el acto es evidencia de la vocación municipalista de Margarita González Saravia. También anticipó que, desde el 1 de octubre, en que inicie la gestión de la gobernadora iniciará un trabajo en unidad para beneficio de todos los morelense y le agradeció por “tender la mano” a Cuernavaca.
Luego, en entrevista aplaudió la voluntad de coordinación con los municipios de la gobernatura electa, y recordó el “rompimiento institucional entre poderes” que se registró en el pasado. “Confío en que vamos a trabajar conjuntamente; hay temas que trascienden a los municipios como es la seguridad pública, el agua, potable y la conurbación”, explicó que requieren de inversiones “que no solo salgan de la bolsa de los municipios sino del estado para resolver esa problemática que nos aqueja de manera común.
Gobierno vs. Ayuntamiento, una añeja historia
Las relaciones entre los gobernadores de Morelos y los alcaldes de su capital casi siempre han sido malas. En la historia reciente, el distanciamiento puede rastrearse hasta 1995, cuando Jorge Carrillo Olea era gobernador y Alfonso Sandoval Camuñas un alcalde de Cuernavaca mucho más popular que el mandatario estatal. La relación empeoró con la llegada de Sergio Estrada Cajigal, el primer alcalde de oposición; quien transitó poco con Carrillo Olea. Tras la solicitud de licencia definitiva del gobernador, la relación trató de recomponerse en el interinato de Jorge Morales Barud sin mucho éxito.
Cuando Estrada Cajigal ocupó la gubernatura, los dos alcaldes panistas con quienes convivió, José Raúl Hernández Ávila y Adrián Rivera Pérez, tampoco tenían una relación cercana con el mandatario, aunque no había rupturas era evidente el distanciamiento.
Del 2006 al 2012 el gobernador Marco Adame Castillo tuvo una relación institucional pero buena con el primer alcalde de Cuernavaca en su periodo, Jesús Gilas Sánchez, pero la llegada al ayuntamiento del priista Manuel Martínez Garrigós reviviría el distanciamiento entre el Ejecutivo estatal y el Ayuntamiento.
La relación entre Graco Ramírez y los alcaldes de Cuernavaca con quienes convivió fue distante con Jorge Morales Barud y de total ruptura con Cuauhtémoc Blanco Bravo. El exfutbolista diariamente acusaba a Graco Ramírez de intentar bloquear el trabajo del municipio, de las condiciones de inseguridad y hasta de desviar recursos.
La administración de Cuauhtémoc Blanco fue aún peor para la relación institucional entre el Ejecutivo y el Ayuntamiento. Antonio Villalobos Adán fue bloqueado desde que era candidato suplente a la alcaldía por el entonces candidato a la gubernatura que lo acusaba por no ser “del equipo”. Se bloqueó también la toma de protesta del alcalde que tuvo que asumir su encargo en la calle. La llegada a la alcaldía de osé Luis Urióstegui Salgado en el 2022, hizo menos sonoro el enfrentamiento institucional que, sin embargo, continuó por lo bajo. La determinación de Urióstegui y el cabildo capitalino de no sumarse al Mando Coordinado, la “estrategia” de seguridad de Cuauhtémoc Blanco enrareció aún más el ambiente.
Margarita González Saravia, gobernadora electa, y José Luis Urióstegui Salgado, alcalde de Cuernavaca prometieron terminar la “guerra” de más de 30 años entre gobernadores del estado y alcaldes de la capital. Foto: Cortesía
José Luis Urióstegui, alcalde de Cuernavaca, Margarita González Saravia, gobernadora electa de Morelos, y Norma Alicia Bustamante, alcaldesa de Tepic y presidenta de la Asociación de Ciudades Capitales de México. Foto: Especial
