Los gritos de los pequeños también se dejaban escuchar. "¡Solución, solución!", "¡Vivienda, vivienda!", fueron las consignas coreadas más como un juego infantil que como un reclamo social en contra del Gobierno que no les da respuesta.
Ana Susana, de escasos 10 años, es una pequeña que caminó el trayecto de la mano de su mamá. Bajo los rayos del sol, sólo se detenía a gritar las consignas que momentos antes había expresado su madre. Era el momento para recuperar aire y darle un trago al agua de la botella.
Giselle Morales, de 7 años, acompañó a su papá debido a que no podían cuidarla; "vine con mi papá; creo que lo que reclaman es justicia al PRD", dijo, apurada detrás de su papá, siguiendo la marcha, a pasos cortos. Señaló estar a favor de que la gente se manifieste, "porque no les han cumplido".
Sin embargo, a pesar de repetir las consignas de los mayores, los pequeños ignoraban el motivo de la marcha y de los gritos. "Marchamos porque venimos a pedir una vivienda para los antorchitas, porque no había clases y no encontraron con quién dejarme. Si hubiera tenido clases, no me hubieran traído".
Así como Susana y Giselle, decenas de niños seguían los pasos de sus padres, ignorando el porqué los habían llevado sexta marcha de los antorchistas en Morelos.